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La Mujer mueve el mundo, pero si quiere, también lo detiene.



Ni vallas, y ni una pandemia detendrán este año el clamor de las mujeres en su lucha, que a la  larga lista de exigencias se suma el que un “agresor no sea Gobernador”. Un eco que ya retumba en el mundo, pero en Guerrero parece no tener la misma resonancia.


No es un tema solo del escenario político que vivimos hoy, y mucho menos es algo nuevo. Es un detonante, porque el acoso a la mujer se vive a diario y de mil maneras: desde casa, con la familia; desde el trabajo, con los compañeros y el jefe; desde el transporte público, con el chofer y los viajeros; desde las calles, con los “chiflidos” y las miradas pervertidas. Desde siempre, hasta la fecha.


Y tampoco es que una minifalda o un escote pronunciado lo provoquen, porque la agresión y el acoso sexual nunca son culpa de la mujer.


El punto exacto de reflexión es, ¿qué tan unidas estamos para erradicarlo? Porque aunque existen leyes, no nos sentimos protegidas, y porque aunque hay mucho terreno ganado, falta camino por recorrer. Un camino en el que hay que ir juntas, desde donde estamos, como madres de familia que educan a sus hijas para no ser sumisas en casa; como profesionistas, que aman lo que hacen en pro de la sociedad; como activistas, que alzan la voz por quienes no pueden; como guías espirituales que mueven a otras por la fe; como mujer campesina, que ama la tierra y siembra amor en ella; como mujer indígena, que va de generación en generación, transmitiendo la historia de los pueblos. Cada una de ellas, y todas en su conjunto, haciendo honor a la lucha de nuestras antecesoras.


Yo conmemoro este día, siendo empática con otras ante su dolor.

Yo conmemoro este día, no permitiendo que me hagan sentir menos de lo que valgo.

Yo conmemoro este día, reconociendo el talento y las capacidades de otras mujeres, porque cada una tiene luz propia y brilla a su manera.

Yo conmemoro este día, no criticando la forma de ser, pensar, vestir o actuar de las demás.

Yo conmemoro este día, respetando el hecho de no compartir una misma ideología.

Yo conmemoro este día, aceptándome imperfecta, pero hermosa y auténtica.

Yo conmemoro este día, actuando con amor y siendo un ejemplo de vida para alguien más.


Que nos quede claro que somos aliadas, no rivales. Y que si no nos sumamos a la lucha, nuestras hijas, nietas y bisnietas, cobrarán la factura.

Hagámoslo por las generaciones pasadas y las venideras, pero sobre todo, por lo que nos está tocando vivir hoy. Somos guerreras, mujeres de Guerrero, y el presente nos lo exige.


Hoy no se celebra, se conmemora.





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