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Octubre sabe a café ☕️

Detrás de una taza de café hay mil historias que contar, fanáticos que aman su sabor y manos trabajadoras que hicieron posible su cosecha. Por su sabor y aroma, es para muchos un elixir sagrado. Y para otros, un sustento de vida.

Es la segunda bebida más ingerida en el mundo, y también la segunda mercancía más comercializada después del petróleo, según estadísticas mundiales.

Desde el 2015, la Organización Internacional de café (OIC) decretó su celebración el 1 de cada Octubre, con el objetivo de reconocer la ardua labor que tienen en todo el mundo los caficultores. En lo que respecta a México, la producción cafetalera, ha ocupado un peso muy importante en las economías de muchos estados.

Pero “vayamos al grano”, particularmente Guerrero cuenta con una enorme tradición en la caficultura debido a que sus suelos le permiten producir un café de excelente calidad, y me atrevo a decir que de los mejores del mundo. Sin embargo, a la sombra de los cafetos hay un embate diario ante la baja producción por la caída de su precio y miles de familias guerrerenses que ponen en riesgo su medio de vida. De ahí que surja la causa para conmemorar esta fecha: reconocer el papel de mujeres y hombres que llevan en su ADN el amor por cultivar en sus campos el aromático grano y que en medio de muchas dificultades no desisten de abandonar esta labor, porque detrás de cada sorbo de café guerrerense hay mucha historia, cultura y trabajo que debe apreciarse en el sudor de la frente campesina y el peso de los granos que carga el canasto de petate colocado en la cintura, llamado “Tiriche”.

Es momento de apoyar a nuestro Estado y sus caficultores, basta con llenar tu taza y sugerirlo al mundo, pero sobre todo, darle el valor simbólico y monetario que realmente merece, digno de las manos y el proceso artesanal que lo hizo llevar hasta tu boca.

Así que, si he de recomendar un buen café, puedo reafirmar que el de Atoyac es el mejor. Porque como orgullosa atoyaquense , debo presumir los frutos que da mi tierra, “ La Tierra del Café”.

Yo lo prefiero sin azúcar, ¿y tú?

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